
Dicen que los vampiros no se sacian, para ellos varias gotas de sangre no son suficiente.
Ayer me sentí igual. Jamás pensé tenerte en mis manos.
La idea nunca estuvo en mi mente. Sin embargo anoche tus brazos me cubrieron y tus labios a los mios con lujuria se unieron.
A mi boca lleve tu ser, mientras mis manos recorrían todo tu cuerpo.
Ayer las manecillas del reloj no se movieron y ni si quiera me dolió la posibilidad de quedarme sin dinero.
Anoche... !Que noche!...
Mi mente grabó las marcas de tu cuerpo, cual mirada fotográfica llena de pasión y deseo.
Eran las nueve y no querías llegar al acto completo, y eso fue frustrante pues la sangre llenaba ya espacios en mi todo cuerpo.
No te juzgué, ni aún te juzgo, pues de antemano aclaraste no estar seguro.
Hoy que despierto me molesto, pues ni el frío del agua ni la ayuda de los recuerdo lograron saciar las ansias que tenía hacer mio tu cuerpo.