sábado, 26 de junio de 2010

Inocencia Perdida



Fui sonrisa en mis años de juventud y lujuria en la niñez.

Y desnudaba el verso en la proa de un pirata niño que se hizo hombre bajo una piel.

Jugué con mis rizos ingenuos, descalzo de sueños y anhelos en un mundo de traspiés.

Rompí en llanto tras el destierro desnudo de mis años; porque no fui niño, sino hombre pirata que juega al revés.

Navegué en muchos mares con mi joven navío, pero tesoros no encontré.

Y eco se hicieron mis lágrimas como estrellas manchadas de sangre e hiel.

Un manantial ahogaba al pirata y a un hombre en silencio hacía nacer.

Pirata hombre, pirata niño. Tendido en el lomo de mi montaña hoy me siento perdido.

¡Oh, preciosa montaña que me mostró la carne y el sabor del vilo!

Montaña hombre, montaña de niños; recógeme entre tus brazos y acurrúcame entre tus lirios.

Devuélveme la inocencia, has nuevamente tuyo este niño.

Enróscame entre matorrales y lléname de suspiros.

Muéstrame, montaña, la inocencia de mi piel y la génesis de mi destino,

Cual pirata de mil mares que perdió su timón en el olvido.

Haz de mí melodía encallada en riachuelos de nueva vida.

Hazme tuyo mar o montaña ó escúpanme un camino.






jueves, 24 de junio de 2010

Danza Marina




La mar me arropa en las noches cual sabana que viene y va.

Su espuma es lana fría que se lleva penas y devuelve alegrías.

En el cielo las estrellas me hacen compañía como luciérnagas que brillan sin cesar.


Algas marinas alimentan mis sentidos y los peces masturban mis deseos carnales al olvido.

Caracoles aprietan mi torso desnudo a la orilla, mientras los cangrejos cortan venas de otra vida.


La mar se tiñó de rojo; de carmesí puro y de semen de aguas vivas.

Ondas lubricadas de azufre me envuelven y me llevan a bailar entre arrecifes de una ciudad perdida.

Escamas rozan mi piel y erizos hacen profundas heridas en mis rodillas.


Burbujas besan mis labios llenando mi cuerpo de nuevas energías.

Náufrago fui de un amor pasado que hoy me guía a la orilla.

EL horizonte se viste de amarillo, se avecina un nuevo día.


Adiós digo a mis amigos del océano y a todos aquellos que me vieron triste y falto de brillo en mi vida.

Otra vez la mar se tiñó de rojo; de carmesí puro y de semen de aguas vivas.

De ti y de nada



Fuiste clavel mojado en mi espalda.

Resbalaste en mis curvas y hasta tocaste por dentro mi alma.

Susurro amargo fueron siempre tus palabras.

Maquinas de besos adornaban las calles de la avenida esperanza.

Mostrabas tus cabellos erguidos cual pirata su espada

Y lamías con tu lengua el sudor de mi cara.

Fuiste rocinante fugitivo que a su amo varado deja en medio de la nada.

Y creciste tu vida a mi lado sin temores ni miedos, sólo mar y agua salada.

Marcaste rumbos cual roció baña las rosas en la mañana.

Y volcaste fluidos en mi cuerpo, en mi vida y en la de todos los de la comarca.

¡Oh, bestia salvaje que domarte me dolió en el alma!

Recorriste con tus manos mi cuerpo mostrándote indefenso y sin temor a nada.

Y fui tuyo mil veces, mil veces y con mil ganas.

Estrellas brillaron sobre ti y otros cuerpos dañaron la confianza.

Unos a caballo, otros a pies; más soldados se unieron a nuestras andanzas.

Y la vida fue dura de ahí en adelante; dura, infeliz, llena de caprichos, de tinieblas y de pura nada.